|abrir y cerrar de ojos|

4 o 5 de la mañana de un lunes de abril...


























Te despertaste y era todo un poquito raro, las calles, los bares, todo...
Al instante te diste cuenta que no era ni tu casa ni tu barrio, ni tu ciudad.
Lo primero... gente conocida... bizzara y no tanto... pero... qué hacen ahí? Estabas un poco perdido pero todo era tan increible que no te querías perder ningún detalle. 
De pronto miraste para abajo... y ahí entendiste. Abajo estaba yo, tu familia, tus amigos...estaba yo.
No entendías porque pero estábamos mal, llorábamos, hablábamos, todos juntos, como nunca.
Nunca fuiste una luz, pero en ese momento te cerró el cuadro. Vos allá, probablemente a muy pocas cuadras y a muy pocos minutos de verle (o intentar verle) el rostro al más grande de todos.
Te aceleraste, te pusiste un poco nervioso, corriste a más no poder, doblaste en la esquina y te metiste por una calle chiquitita, muy chiquitita, que sabías, no se como, te llevaba directo al final.
Cuando estabas llegando lo viste... era Él... de espaldas atendiendo unos asuntos, pero percibiendo tu presencia, se dio vuelta y te miró. 
Mientras algo pasaba acá abajo... todo pasaba allá arriba.
Te miró una y otra vez, vos también, la hermosura de su rostro te tenía enceguecido, entonaste las notas más hermosas que jamás escuchó la facultad de Bellas Artes ni el coro de la ciudad, afinaste los instrumentos todos, y con una banda sonora impecable concluiste un himno nunca antes escuchado.
Tus ojos no paraban de llover, lo que siempre habías soñado se te estaba cumpliendo, pensaste por un instante abrazarlo. Él, sabiendo esto se acercó y te dijo GRACIAS.
Gracias por seguirme, gracias por no negociarme, gracias por creer en mi. Gracias por obedecerme, gracias por iluminar otras vidas...Gracias!
Y vos ahí parado... no parabas de llorar, de cantar y de reír... varios se acercaron y te abrazaron, ya habías perdido la cuenta de los días, lo cierto es que abajo lloraban y arriba reías, lo cierto es que abajo te extrañaban y arriba disfrutabas. 
Con el tiempo,  abajo entendimos que arriba es el lugar, que arriba es el objetivo.


"Entendimos que abajo solo es abajo por un tiempo, pero arriba... es arriba para siempre!..."